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08 jun 21
Qué pereza cuando alguien te pregunta, y ¿tú eres más de dulce o de salado? Pero… ¿por qué elegir? Un claro ejemplo es cómo la sal potencia el sabor de chocolate, dos elementos aparentemente opuestos pero cuya fusión es sorprendente. Además, ¿qué sería de las mañanas de domingo si los británicos no hubieran decidido mezclar las recetas saladas más deliciosas con los elementos dulces más tradicionales? Hace unos años era una costumbre únicamente británica, pero ya es todo un clásico en nuestra sociedad: el ‘brunch’, la unión del desayuno y la comida en un único y delicioso momento del día. Algo anteriormente inconcebible para la mayoría y sin lo que hoy en día no podríamos pasar.
Y la gastronomía no es la única que admite la combinación de opuestos. Pensemos, por ejemplo, en la música. La mezcla de estilos musicales tan diferentes como el rap, el hip hop o la música electrónica ha dado lugar al famoso género trap, un nuevo estilo joven que levanta tantas pasiones como rechazos; y es que lo nuevo no siempre es entendido, ni bien acogido por todo el mundo, pero al final, en la prueba está valor. Y si no que se lo digan a Baiuca, que está cosechando éxitos gracias a la unión de la música tradicional con componentes electrónicos, obteniendo así un estilo de Folktrónica; o la ya internacionalmente conocida Rosalía, que ha conseguido renovar y reinventar un estilo tradicional español como es el flamenco.
En todos estos ejemplos hay un elemento indispensable: la combinación de lo diferente, de lo nuevo y lo tradicional, a través de la innovación. Algo en lo que en Pascual fuimos pioneros. Hace casi 25 años supimos ver que los opuestos se atraían y creó a través de Bifrutas una nueva y disruptiva categoría en el mercado español, las bebidas que combinaban zumo y leche. Dos elementos que se te tomaban juntos en muchas ocasiones, como en el desayuno, pero nunca revueltos. Una combinación impensable en aquella época.
En aquel momento la leche tenía fama de no poder mezclarse con otros elementos, como el zumo, por la posibilidad de cortarse. Sin embargo, Tomás Pascual Sanz, nuestro fundador, demostró que aquella mezcla era posible y que además aportaba un valor único: su increíble sabor.
Bifrutas nació como una bebida única, que abrió el camino hacia una nueva categoría de producto. Hoy ya se ha consolidado como el líder y todo gracias a un principio fundamental: saber mezclar a través de la innovación. Nuestra marca nunca ha dejado de innovar en sus 25 años de historia, desde sus inicios con sus sabores originales Tropical y Mediterráneo, hasta su actual relanzamiento. Un relanzamiento que marca una nueva etapa para Bifrutas, que se adapta a las nuevas demandas y gustos del consumidor actual.
Escuchar las necesidades de los consumidores y los cambios de preferencias en el mercado es una máxima para Pascual, algo que se extiende a todas sus marcas. La realidad es que la llegada del Covid-19 ha acelerado tendencias y preferencias, las cuales ya estaban emergiendo en la sociedad, pero que ahora se han potenciado de manera inevitable. Entre ellas, una mayor preocupación por el bienestar y la salud general, así como por llevar una alimentación saludable. Y es que una parte importante para tener una vida saludable es saber mezclar el placer de comer con la responsabilidad de llevar una alimentación equilibrada.
En este contexto, Bifrutas, sin perder ese espíritu innovador, ha creado Bifrutas Natural, con una nueva receta hecha solo con ingredientes de origen 100% natural sin conservantes, colorantes ni edulcorantes, reduciendo el 40% de los azúcares añadidos y con una mayor proporción de zumo y leche para reforzar su aporte en vitamina C. Así mantiene su esencia de toda la vida, mezclando zumo de la máxima calidad y leche certificada de Bienestar Animal, con una receta adaptada a lo hoy están pidiendo los consumidores.
En definitiva, hablar de tomar un brunch el domingo por la mañana, de escuchar a C.Tangana mientras te duchas o de beberse un Bifrutas con todo su sabor, es hablar de mezcla, de innovación, de creatividad y, en definitiva, de historias de éxito. Porque ¿quién dijo que los opuestos no podían mezclarse?
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