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03 jul 19
La leche es una de las grandes protagonistas de nuestra vida. Nos acompaña casi desde nuestro nacimiento y, sin darnos cuenta, se vuelve compañera de desayunos, meriendas y cenas. Por su contenido en calcio, su consumo durante la infancia contribuye al crecimiento y desarrollo normales de los huesos y, ya en la época adulta, ayuda al mantenimiento mineral óseo en condiciones normales.
No es casualidad que este alimento se sitúe en el nivel inferior de la pirámide alimentaria, ya que, desde el punto de vista de su composición, la leche es un alimento completo y equilibrado, que proporciona un elevado contenido en nutrientes en relación con su contenido calórico y es por este motivo que su consumo debe considerarse necesario desde la infancia a la tercera edad[i].
Los profesionales recomiendan su consumo diario por los beneficios que aporta a nuestra salud. Por eso, es un ‘must’ en nuestra cesta de la compra. Los más jóvenes, solo recordarán ir al supermercado y ver los lineales repletos de briks de las distintas variedades de leches y batidos pero lo cierto es que no siempre ha sido tan sencillo disfrutar de la leche como lo hacemos ahora.
No hace mucho tiempo se servía en bolsas o cántaras una vez se ordeñaba y cada uno debía hervirla en su casa para eliminar todas las bacterias. También existía la figura de la lechera, que recorría todas las mañanas los pueblos y ciudades para entregar la leche fresca que cada casa consumía ese mismo día. Como un miembro más de la familia, entraba directamente a los hogares sin llamar a la puerta, vertía la leche convenida en otra lechera y recogía el dinero que solían dejar preparado en la encimera de la cocina. Luego, cada uno tenía que hervir la leche y con unos cucharones debían quitar la nata que se formaba.
Otros, contaban con una vaca que ordeñaban todas las mañanas temprano, vertían los litros obtenidos en las lecheras de latón y repartían la leche entre sus vecinos y familiares. Una tarea que compartían mayores y niños casi al amanecer y se convertía en la primera de sus responsabilidades diarias. Los más traviesos escondían su taza y se ponían dos veces en la fila del colegio para beber la leche que llevaba el camión directamente todas las mañanas. También había los que acudían a la lechería, un establecimiento en el que solo vendían leche y era necesario que cada uno llevara sus botellas reutilizables para que las pudieran rellenar.
Estos hábitos cambiaron cuando Tomás Pascual Sanz, nuestro fundador, decidió viajar por Europa convencido de que debía encontrar una solución que permitiera conservar el sabor y las propiedades de la leche sin necesidad de ser consumida en el día. Después de un largo periplo por Europa, introdujo en España la primera leche uperisada en envase tetra brik aséptico. Una revolución que permitió a la sociedad española comenzar a consumir la leche tal y como lo hacemos hoy en día.
El hallazgo de Don Tomás introdujo en nuestro país una nueva manera de almacenar la leche ya que hasta entonces se hacia en botellas de plástico, cristal o latón y lo que fue más importante, facilitó el consumo de la leche al conservarla durante varios días en buenas condiciones.
Hemos aprovechado para salir a la calle y preguntar a personas de diferentes edades y un denominador común: sus recuerdos del brik de Leche Pascual. Jóvenes o mayores, todos tenemos algún recuerdo del brik de leche que merece la pena contar.
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Aceptar cookiesCasi 50 años después de la llegada de este envase, el consumo de leche de larga duración en España es mayoritario, ya sea a través de la leche clásica entera, la semidesnatada, la desnatada o las referencias de calcio o sin lactosa.
A lo largo de los años las necesidades y los momentos de consumo han variado mucho y actualmente en el mercado existen multitud de formatos que se adaptan a cada consumidor. Además, la gran cantidad de derivados lácteos, tales como batidos, yogures líquidos, queso o requesón, permiten seguir compartiendo vivencias con la leche en todas las etapas de la vida.
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[1] Fernández Fernández, Elena, Martínez Hernández, José Alfredo, Martínez Suárez, Venancio, Moreno Villares, José Manuel, Collado Yurrita, Luis Rodolfo, Hernández Cabria, Marta, & Morán Rey, Francisco Javier. (2015). Documento de Consenso: importancia nutricional y metabólica de la leche. Nutrición Hospitalaria, 31(1), 92-101. https://dx.doi.org/10.3305/nh.2015.31.1.8253
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