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25 ago 20
No sería hasta la llegada de los antiguos egipcios cuando el vidrio irrumpió como material para almacenar líquidos y otros alimentos de consumo humano. Y con ello y con la mejora de los envases y de los transportes, floreció una verdadera época dorada para el comercio. La evolución de los envases siempre ha estado íntimamente ligada al desarrollo y al crecimiento de las civilizaciones y gracias a la capacidad que se alcanzó para intercambiar mercancías que aguantaban una duración mayor de viaje, este tiempo de expansión supuso un largo período de prosperidad para el comercio de los antiguos pueblos.
Algo parecido sucedió en el pasado siglo XX con la aparición de nuevas tecnologías que permitieron la extensión de la vida los alimentos y bebidas a través de los envases. Si preguntamos a nuestros mayores, seguro que recuerdan cómo cada mañana la lechera pasaba casa por casa rellenando las tinajas con leche fresca. Esta singular y entrañable figura largamente recordada en nuestra memoria colectiva podía entrar sin ningún impedimento a cualquier hogar; era casi un miembro más de la familia. Recogía el dinero que habían depositado al lado de la tinaja y al día siguiente repetía este ritual cotidiano. También existían lecherías donde cada persona depositaba su recipiente de cristal para captar este alimento tan preciado.
Todo cambiaría en la década de los sesenta con la llegada de Tomás Pascual Sanz, quien introdujo el tetrabrik aséptico en España y democratizó el consumo de leche de una calidad hasta ahora desconocida en los hogares de nuestro país. Lo logró gracias a sus ganas de innovar, que le llevaron a recorrer Europa en busca del envase perfecto. Y lo encontró en la compañía Tetra Pak, y su inolvidable “Tetra Standard Aseptic”, un recipiente novedoso que permitía mantener el producto en unas condiciones óptimas durante un mayor tiempo, dando lugar de esta forma a la primera leche uperisada del mercado español.
Ahora, cincuenta años más tarde desde aquel revolucionario salto adelante en la forma de presentar y preservar un producto tan delicado como la leche para extender su distribución masivamente, volvemos a innovar de la mano de Tetra Pak con nuestro nuevo envase biobased para Leche Pascual. Este recipiente responde a tres claves fundamentales: renovabilidad gracias al uso de la caña de azúcar y el cartón FSC de bosques gestionados siguiendo criterios sostenibles, ambos materiales de los que se componen en su mayor parte los nuevos envases; minimización del impacto ambiental, de forma que reduciremos nuestras emisiones de CO2 a la atmósfera en una cantidad equivalente al CO2 que absorben 16.456 árboles durante 30 años de crecimiento; y una sencilla reciclabilidad en el contenedor amarillo gracias a su plegado.
Como asegura nuestro director general de la Unidad de Negocio de Lácteos, Víctor Córdoba, “ahora ofrecemos leche de la mejor calidad en un envase más respetuoso con el medioambiente lo que nos permite cerrar el círculo de una cadena de valor sostenible”.
En este sentido, Ramiro Ortiz, director general de Tetra Pak Iberia, señala que “las materias primas de origen vegetal desempeñan un papel clave para lograr una economía circular baja en emisiones de carbono. En el futuro, nuestra ambición es que todos los polímeros que usemos estén hechos de materiales de origen vegetal”.
Este deseo puede quedarse en nada si no seguimos dando pasos importantes para proteger nuestro entorno. “No existirá futuro en este sector si no se empieza, desde hoy, a tomar acciones serias y tangibles hacia la consecución de una sostenibilidad total que garantice el bienestar y el futuro de los animales y las personas y cuide, de manera integral, la biodiversidad del planeta”, indica Córdoba.
Nuestro compromiso con el cuidado del medioambiente es claro y el ecodiseño de los envases es una de las palancas fundamentales sobre las que trabajamos para ser cada vez más sostenibles y respetuosos con nuestro entorno. Porque el presente y el futuro del planeta será sostenible o no será.
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