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15 abr 20
Es cierto, esta primavera no es como las demás. No hay niños en los parques, gente en las terrazas ni bullicio en las calles. El transporte público está casi vacío y las oficinas se han trasladado a los hogares. También hay personas para las que su rutina laboral no ha cambiado demasiado, como pueden ser aquellos que trabajan en el campo, agricultores y ganaderos, el primer eslabón de nuestra cadena de valor.
Es el caso de Óscar Hontoria, ganadero de Pascual, a quien, aunque pueda parecer que su día a día no ha cambiado mucho, le preocupa esta situación, ya que ha de desarrollar su trabajo, evitando el contagio de sus compañeros y de su familia. “Tomamos las medidas de seguridad, pero con mucho cuidado e incertidumbre”, explica Óscar. Ganaderos como él ayudan a dar el primer paso para que nuestros productos lácteos lleguen a los hogares.
Óscar reconoce la labor del conjunto de ganaderos, por su esfuerzo crucial en este escenario. “Somos importantes en la cadena alimentaria y somos conscientes de que producimos uno de los alimentos más completos que hay en el mundo, la leche –comenta–. Somos la vanguardia, la primera línea de producción”. Esta situación ha provocado que tanto él como sus compañeros acudan al trabajo con más conciencia de responsabilidad. Todos saben que la moral del equipo es importante para ganar la batalla, así que cada mañana Óscar y su equipo toman un café por videollamada. “Un día menos para la victoria”, declara optimista.
Después de salir de las granjas, la leche llega a las fábricas donde ha de someterse al proceso de uperisación y envasado. Nuestro complejo industrial de Aranda, sigue produciendo a plena capacidad durante estos días. Olimpo Varela, compañero de la sala Horizonte donde se elabora la Leche Pascual nos cuenta que “es increíble la capacidad de respuesta y de adaptación que nuestros equipos de personas tienen en las situaciones especiales” y que la crisis del coronavirus ha hecho que nos replanteemos nuestras relaciones. Olimpo reconoce que ahora presta más atención a los pequeños detalles del día a día y que todo el equipo se cuida como si fuera una familia.
“Tengo la convicción absoluta de que cuando salgamos de esta situación, vamos a ser más fuertes en todos los aspectos y no solo a nivel productivo, que también, sino que vamos a tener un equipo humano brutal al que cualquier reto se le quedará pequeño”, reconoce. Un pensamiento que coincide con el de Juan Carlos Tapias, responsable de producción de la planta de Bezoya, el cual se siente “orgulloso de trabajar en la empresa”. “Seguimos trabajando con pasión y compromiso”, añade. Juan Carlos cree que lo más importante es saber formar un equipo que esté unido y pueda hacer frente a las diferentes adversidades. “Hay que resistir esta situación, sabiendo que somos imprescindibles y estando unidos, formando un equipo, hasta el final”, concluye.
Después de salir de las fábricas nuestros productos se distribuyen por los diferentes supermercados, tiendas de alimentación y demás puntos de venta a través de nuestro equipo comercial. Eva Barrieras realiza esta labor en la delegación de Barcelona y sabe que su trabajo estos días se hace más esencial porque tiene que supervisar los diferentes stocks, además de realizar ofertas para los diferentes clientes. “Algunos clientes han cerrado y no es fácil hacer la ruta cada día”, asegura. A pesar de ello, aconseja a los clientes con cercanía por teléfono, ya que su labor la desempeña estos días a través del teletrabajo. Un ‘feedback’ necesario durante este periodo para que a los clientes no les falte ningún producto de Calidad Pascual y puedan seguir abasteciendo a la población.
En este sentido, la principal diferencia con la llegada de esta crisis ha sido la presencia física en los establecimientos comerciales. Pero para Eva, que lleva 28 años en Pascual, no hay tarea que se le resista y muestra su orgullo hacia la compañía en estos momentos e incluso es capaz de recurrir al humor, que tanta falta hace ahora. “Yo no llevo sangre en las venas, llevo leche”, bromea.
El teletrabajo ha ayudado, sin duda, a que numerosas actividades esenciales dentro de la compañía se puedan seguir desarrollando. Es el caso de Rosana Hernández, del Departamento de Atención al Consumidor, quien concilia su vida profesional con la personal, ya que ha de ayudar a su hija a realizar sus tareas. Reconoce que siente “intensidad, incertidumbre y expectación”, aunque también que ahora el equipo es, más que nunca, “una gran piña”. Con la crisis ha descubierto su “sentido grande”. “Creo que todos nos sentimos así, que estamos aportando un poquito más de lo habitual”, afirma orgullosa.
Por otro lado, el trabajo que desarrolla David Reyes, transportista de Barcelona, es vital para el abastecimiento de productos tan esenciales como la leche. Con catorce años de experiencia en Calidad Pascual a su espalda, sigue repartiendo nuestros productos con su camión, aunque con medidas excepcionales como vestir mascarilla, de la cual reconoce que “dificulta la respiración y es más costoso trabajar”. Aunque sabe que son necesarias estas medidas, así como la motivación de todo el equipo. David vive el día a día con la “incertidumbre lógica de que es algo nuevo”, pero siente orgullo de trabajar en Pascual. “Cuando entras en una empresa tan grande parece que vas a ser un número más, pero en Pascual no es así y eso se puede ver en estos momentos”, añade.
Junto a todos ellos, trabajamos para la resolución más favorable de esta crisis tan compleja a la que nos enfrentamos. Y lo hacemos con un #OrgulloDeEquipo cuyo valor es incalculable; con una fuerza con la que solo se puede mirar hacia delante.
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