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08 may 20
Muchos de nuestros compañeros han marcado en las últimas semanas el teléfono de Elena o han estado a punto de teclear el teléfono a raíz de un síntoma, una duda, una inquietud. Y así ha sido en 389 ocasiones durante todo este tiempo, casi 400 llamadas para ayudarnos a convivir con esta situación que nos mantiene a todos inquietos.
Hemos hablado con ella para que nos cuente de primera mano su experiencia para dar respuesta a las inquietudes y dudas que tenemos sobre el Covid 19.
Son las ocho de la mañana. Elena nos responde amablemente, con cierta reserva porque no es muy amiga de los focos, lo suyo es trabajar, bastante humildad y un tono muy profesional, con un lenguaje cuidado, lleno de tecnicismos que denotan solvencia y buen hacer: evolución epidemiológica, procedimientos, pruebas diagnósticas PCR…
Nos explica entrando ya en calor las funciones del puesto de enfermera de empresa, que ya desempeñó hace años, cuando Pascual contaba con servicio médico. Una figura que sirve para valorar la situación de los trabajadores desde el punto de vista de la salud.
“Te llaman, pregunto antecedentes y estado de salud, factores de riesgo. Aquellos especialmente sensibles, por ejemplo, con enfermedades cardiovasculares u oncológicas son remitidos a QuironPrevención quien avala con informes médicos la posible tramitación de la baja, aunque el trabajador se encuentre en perfecto estado”.
Para el resto de las consultas la atención no es menos personalizada, “son llamadas de gente con síntomas, fiebre, dificultades respiratorias. Les asesoro sobre buenas prácticas y consejos útiles, cómo y cuándo realizar el contacto con el servicio sanitario de las comunidades autónomas, pautas en casa durante la cuarentena etc. Cuando así procede, también preguntamos con qué personas de la empresa ha tenido contacto para seguir posibles focos, aunque la persona en cuestión no haya sido confirmada con coronavirus. Posteriormente, QuironPrevención también hace seguimiento telefónico de las personas que me han llamado”. Nos explica que estos días se dieron casos de personal que sin haber realizado la prueba presentaba síntomas de Covid 19, y la compañía decidió de forma preventiva poner en cuarentena a sus compañeros más cercanos.
Muchas llamadas no entraban dentro de su campo de actuación, pero en todo momento Elena ha intentado reconducir las consultas a través de otras áreas o departamentos. Ha escuchado de todo, quejas, halagos, reclamaciones, muy frecuentemente ha enviado a las personas al servicio de atención psicológica que pone a disposición la compañía. También muchos expresan su gratitud por las medidas que estamos adoptando. “Lo entiendo casi todo, hay muchas dudas, casuísticas inacabables que tienen que ver con los hijos, los padres, familiares, circunstancias personales... Mi máxima ha sido siempre ofrecer una ayuda concreta a cada persona que se ponía en contacto conmigo, si yo no era la voz autorizada al menos he tratado de buscar una alternativa que sumase. Antes que nada, somos personas”.
“Tengo el teléfono metido en la cabeza”, desconectar en estas circunstancias es una complicada aspiración para nuestra heroína, no solo mentalmente sino también en el sentido literal. “El día de mi cumpleaños, que era fin de semana, apagué el teléfono, pero al rato volví a encenderlo, no podía dejar de atender a la gente”.
Elena es una convencida de su trabajo, le gusta su profesión, pero también por su profundo sentido del deber. “La atención nunca se puede dejar. Me llamaban a las diez y media de la noche y al día siguiente a las ocho menos cuarto de la mañana”. Hasta su familia ha sido testigo no mudo de esta dedicación plena, “mis hijos se sabían los síntomas y los repetían de tanto escucharme en el teléfono”.
El comportamiento de nuestros compañeros está siendo ejemplar, pero Elena no olvida tampoco el compromiso y el apoyo mostrado por nuestra compañía. En muchos casos, ante la duda sobre el estado de un compañero, las instrucciones que ha recibido de la empresa han sido muy claras: no venir a trabajar con independencia de la confirmación o no del positivo, siempre primando el carácter preventivo y asumiendo Pascual la decisión y los costes. “Si alguien me llama porque tiene fiebre, vómitos o dolores musculares, incluso aunque sepamos que la causa puede ser presumiblemente otra, como una determinada medicación, le pedimos que se quede en su casa y desde este servicio realizamos un seguimiento constante”. Calidad Pascual asume en estos casos la ausencia de manera voluntaria. “Creo que es un compromiso muy para tener en cuenta de la empresa”.
También la compañía está siendo muy proactiva, promoviendo buenas prácticas con el personal externo. Pero al final, el mayor compromiso sigue siendo el de las personas. “Por ejemplo, en muchos centros los responsables se han implicado para extender las medidas higiénicas y de prevención a los hogares de los trabajadores. Cambiar el calzado en sus casas, repartir hidrogel, mantener las distancias de seguridad, pautas para desinfectar utensilios de cocina, coladas etc.”. La concienciación del personal está siendo verdaderamente destacable. Por citar otro ejemplo, los compañeros que deben utilizar buzos especiales en determinadas zonas de la fábrica han sido los primeros en interesarse y preguntar a otros operarios externos con mayor experiencia en EPIS industriales cómo realizar mejor la manipulación del material. La proactividad y la sensibilización han sido máximas.
La conversación va tocando a su fin, con el nuevo día hay nuevos compañeros que atender, esta rueda no deja de girar. Sin embargo, Elena comienza a percibir un cambio de tendencia paralela a la propia evolución de la pandemia. “Al principio las llamadas eran informativas sobre la enfermedad y sus síntomas, ahora cada vez me llaman más para preguntar cómo retomar la actividad, cómo volver a la normalidad, cómo podemos encontrar mascarillas, hacer tests, etc.”. La archiconocida desescalada va cobrando fuerza y se atisba con mayor claridad en el horizonte.
Elena sigue recomendando no bajar la guardia, informarnos siempre de fuentes fiables, no estar obsesionados, pero tampoco relajarnos, mantener la estricta observación de las medidas de prevención. El virus se contagia muy rápido y quedan muchos aspectos por conocer. Opina que seguimos un paso por detrás del Covid 19 a pesar de todos los estudios estadísticos e investigaciones en curso. No podemos relajarnos.
Cuando preguntamos a Elena Pardilla qué destacaría por encima de todo de la gestión de la crisis tanto por parte de las personas como de la empresa su timidez inicial se torna en seguridad y firmeza, “resiliencia y sentido común en nuestros compañeros. Aceptando y entendiendo en todo momento la situación y con clara voluntad de sacar adelante el trabajo porque entienden realmente que Pascual tiene una misión con la sociedad. He notado mucho orgullo de compañía estos días”.
Por parte de Pascual, “responsabilidad y mucha flexibilidad para ir reconduciendo la situación en cada momento en función del avance de la pandemia, adaptándose a las circunstancias y yendo más allá cuando ha sido posible, tanto, con nuestros empleados como prestando ayuda y EPIS para trabajadores externos y transportistas”.
Elena retoma su sencillez y humildad para recordar a todo el equipo de Prevención y el extraordinario esfuerzo que está llevando a cabo durante estas semanas. Liderando las reuniones diarias que se celebran junto a los trabajadores designados de todas las fábricas y delegaciones, con objeto de supervisar el cumplimiento de las medidas de seguridad frente al Covid 19 y solucionar posibles incidencias. Y con la presencia constante en el Comité Crisis de nuestra compañía. “Yo solo soy la voz que escuchan muchos empleados, pero detrás de mí hay unos excelentes profesionales dando lo mejor de sí: Juan Jesús, Marta y Tania, y todos los trabajadores designados, gracias”.
Lo mejor que se lleva Elena de esta crisis es la calidad humana, la del producto en Pascual no hace falta recordarla, pero en su opinión la excelencia personal y profesional supera con creces cualquier otra medida. “Ni un solo mando me ha sugerido o pedido estos días que no mandase a casa a una persona de su equipo, ni uno se ha quejado lo más mínimo por dejarlos sin recursos”.
“Las personas de Pascual quieren sobre todo seguir trabajando, están deseosas de salir adelante, con sus miedos y preocupaciones, pero tranquilos a su vez con las medidas de la empresa y sabedores de su responsabilidad. Los compañeros creo que son conscientes de que el mensaje de Pascual es genuino, es real, que la empresa está apostando ante todo y sobre todo por sus personas”. Todo es más fácil si tenemos detrás uno, o varios, ángeles de la guarda.”
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