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29 oct 18
El desayuno gana adeptos en todos los países del mundo: basta echar un vistazo a Instagram o buscar artículos en la red en diferentes idiomas para comprobar que su importancia es compartida por muchas nacionalidades.
Aunque su origen no está claro, sí existen evidencias de que en la época medieval no encontramos rastro alguno del desayuno como uno de los sustentos diarios. En los libros de la alta burguesía aparecen las primeras referencias a esta costumbre, especificando que estaba reservado sólo a algunos privilegiados y asociándolo incluso con ciertas propiedades medicinales. Se consideraba especialmente beneficioso para las personas ancianas o enfermas, dándole ya en esa época un valor reconfortante para el cuerpo.
A partir del siglo XVI el desayuno dejó de ser una excepción para convertirse en la norma. La abundancia de alimentos y los cambios en las pautas en el trabajo aumentaron su importancia hasta convertirlo en lo que hoy conocemos. La primera versión del desayuno -cerveza, queso y pan- se modificó, añadiendo mantequilla, huevos, pescado y carne.
Una vuelta al mundo por la primera comida del día
El desayuno japonés: la sopa miso y el té verde son imprescindibles, y suelen ir acompañados de pescado -crudo o cocinado, cualquiera de los dos es bien recibido-, verduras cocidas, el icónico arroz blanco y nattō, un derivado de la soja con propiedades muy nutritivas.
El desayuno inglés: huevos fritos o revueltos, salchichas, bacon, alubias con tomate – las archiconocidas beans de la cultura anglosajona - y un par de rebanadas de pan son la elección de los ciudadanos de Reino Unido para un auténtico y reconstituyente full English Breakfast. El té variado con leche completa esta comida que consumen de buena mañana, muy apropiada para las bajas temperaturas.
El desayuno griego: la leche y el yogur son el must de cualquier desayuno griego, normalmente unidos a un tazón de cereales, frutos secos, pan tostado, fruta, miel, aceite y zumo fresco. Según la región también se puede añadir mermelada y bollería; lo que nunca faltarán son los lácteos. Un bocado de Mediterráneo para despertarse con buen pie.
El desayuno francés: el croissant y el pain au chocolat son las opciones más comunes, aunque la baguette untada con mermelada y mantequilla también es bastante común. El café es la bebida que más consumen, tanto solo como con leche. Las crepes y los huevos también son servidos según la región. Nuestros vecinos al norte de los Pirineos conocen, sin duda, los secretos de un bon petit déjeuner.
El desayuno egipcio: conocido como ful medames y consumido desde la época de los faraones, este tentempié consiste en puré de habas mezclado con humus, perejil, un plato de verduras y huevos cocidos. Todo ello aderezado con pan pita, para mojar y zumo de limón para dar un toque fresco.
El desayuno mexicano: como no podía ser de otra manera, no puede faltar una porción de frijoles. Acompañan a unos huevos fritos, junto con pimientos sofritos -con cierto parecido al pisto español- colocados encima de las típicas tortas de maíz mexicanas. Para beber optan por un buen zumo natural de frutas.
Aunque estos son sólo algunos ejemplos de lo que se consume durante el desayuno en los diferentes países del mundo, se puede afirmar que el hecho de comer a primera hora del día es quizás lo único que tienen en común. Cada país elige, en base a sus circunstancias, con qué alimentos preparar esa ingesta temprana.
Tendencias actuales
Hemos hablado con nuestro director de Negocio de Productos Lácteos, Marco Brazzoduro, quien como experto de mercado considera que actualmente existen tres grandes tendencias a nivel mundial, compartidas también en España. La primera es la conocida como Green and Healthy: “Responde a una necesidad de cuidarse muy diferente a nuestras antiguas generaciones”, nos cuenta. Ahora el cuidado es natural y holístico. Para Brazzoduro, “la presencia de la fruta en los desayunos de los españoles está creciendo notablemente. Y añade que “se tiende cada vez más a incorporar ingredientes relativamente recientes en nuestras dietas, como el aguacate, las semillas de chía o los smoothies”.
La segunda gran práctica es la personalización: “Se compran varios tipos de leche, o varios tipos de cápsulas de café, para adaptarse a los gustos de cada miembro de la familia. Este comportamiento tiene grandes repercusiones para nuestra industria, porque nos exige crear productos adaptados a nichos cada vez más pequeños de mercado” explica nuestro director.
La tercera tendencia tiene que ver con que nuestros desayunos deben ser cada vez más “Instagrameables”, es decir, más atractivos estéticamente. En palabras de Brazzoduro, “los platos se preparan con la intención de ser fotografiados y eso queda reflejado en la red, como demuestra el hecho de que el hashtag #breakfast tenga 76 millones de publicaciones. De ahí surgen nuevas creaciones, como los “breakfast bowls”, indica.
Adaptación constante al consumidor
Desde hace casi medio siglo ponemos todo nuestro empeño para responder a los deseos y necesidades de los consumidores. En el último año, hemos lanzado nuevos productos que ayudan a tener desayunos saludables y se adaptan a los ritmos de vida actuales. El vaso Vivesoy para tomar en cualquier parte, Pascual sin lactosa con cereales y semillas o la Vivesoy Quinoa son algunos de nuestros lanzamientos.
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