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31 may 19
Hay ocasiones en las que la vida nos pone a prueba. En un momento dado, de pronto todo cambia y nos encontramos ante un nuevo reto que afrontar en nuestro camino. Éste se nos puede presentar de muy diversas formas, pero lo que determinará nuestro éxito, será la actitud con la que lo encaremos.
Esta es la filosofía con la que Sara Andrés decidió afrontar el suyo. A los 25 años, esta joven profesora de Primaria perdió los dos pies en un accidente de tráfico. Lejos de suponer un freno en su vida, con mucho coraje, fortaleza y afán de superación, aprendió a caminar de nuevo.
Sara siempre recuerda que, tras el accidente, tardó dos días en darse cuenta de su nueva situación. Estaba tan anestesiada que no le había dado tiempo a asimilar los cambios que tendría que afrontar. Pero fue capaz de sobreponerse y aceptar esa nueva realidad con entereza y firmeza.
Al principio no fue fácil, puesto que los primeros nueve meses los pasó en silla de ruedas. Luego, continuó con la rehabilitación y el periodo de adaptación a las nuevas prótesis. Caminar con normalidad se antojaba entonces el objetivo primordial, puesto que necesitaba aprender nuevos patrones de movimiento para poder hacerlo.
Poco a poco lo fue consiguiendo y volvió a las aulas. “Los primeros días, los alumnos tenían mucha curiosidad por las prótesis. Algunos incluso decían que también querían unas”. Comprobó entonces que podía aguantar con las prótesis toda una jornada laboral, y quiso volver a probar con el deporte.
Nunca lo había practicado de manera competitiva, aunque desde pequeña le había gustado. Kárate, tenis, frontón… y sobre todo la hípica. Le encantaba probar cosas nuevas y siempre resalta que de niña era bastante movida. “Me gustaba escalar árboles, hacer piruetas por todos los sitios e imitar a los mayores realizando ejercicios más complicados”. Pero en esta ocasión fue distinto. Encontró en el atletismo una pasión que antes desconocía, una forma de ver la vida desde otra perspectiva. Empezó a correr y desde entonces nadie le ha podido parar.
Ha llegado a probar más deportes después del accidente que en toda su vida: pádel, kitesurf, surf, ciclismo, paracaidismo, natación, bailes de salón… Pero el atletismo ha sido sin duda la disciplina que le ha cambiado la vida.
Después de aceptar su nueva situación e ir dándole forma a su vida, Sara tuvo la necesidad de sentirse libre y dejar atrás las limitaciones. Quería correr, notar el aire en la cara y volver a sentirme ágil. Consciente de que el accidente le cambió la vida, también sabe que le permitió tomar un camino que de lo contrario seguramente hubiese sido muy diferente. “Me encontré con la suerte de tener una segunda oportunidad y de volver a construir mi vida de la forma que yo quisiera, con paciencia y humildad”. Un camino gracias al cual hoy posee unos valores de los que puede sentirse orgullosa.
Así, con las ilusiones y energías intactas, no ha dejado de entrenar. Una constancia que, después de mucho esfuerzo, la ha llevado a participar en las pruebas deportivas más prestigiosas del mundo. Se colgó dos medallas de bronce en las pruebas de 400m y 200m en el Mundial de Atletismo Paralímpico en Londres 2017, año en el que también se proclamó campeona de España de 100m, 200m y 400m. Además, en los Juegos Paralímpicos de Río 2016 obtuvo un quinto puesto y diploma, después de poco más de año y medio entrenando. Pero detrás de estos resultados hay un gran trabajo no sólo físico, sino también psicológico y de superación personal.
Por eso, cuando descubrimos la historia de Sara Andrés, en Calidad Pascual vimos de inmediato la integridad que desprende esta heroína anónima. El compromiso de una persona con aquello en lo que cree. Los beneficios que el deporte y la vida saludable han aportado en la vida de Sara son un ejemplo de nuestra manera de ver el deporte como una herramienta de transmisión de valores.
Afán de superación, compañerismo, salud, esfuerzo. “En el instante del accidente me cambió la vida. Pero, aunque parezca raro, a mí me cambió para mejor” dice Sara Andrés. A través del deporte descubrió unos valores y una forma distinta de ver la vida y de vivirla con mayor calidad. Así, ocho años después, se encuentra ya mirando hacia el Mundial de Atletismo 2019, donde optará a conseguir plaza para su próximo gran objetivo, conseguir medalla en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
Del mismo modo, Calidad Pascual trata de aportar calidad vital a las personas siendo fieles a unos valores. La pasión, la cercanía, la integridad, la innovación y la calidad como forma de entender la vida y de actuar. Ofrecer calidad en los procesos, en los productos y en los servicios, tratando de buscar la excelencia como compañía.
Son ya 50 años aplicando estos principios y guiados por estos valores. Por eso, nos fijamos y nos seguimos inspirando en gente como Sara. En héroes anónimos. Personas que luchan día a día con las manos llenas de valores sin importar el campo de actividad y conocimiento, aportando su granito de arena para mejorar la sociedad y construir un mundo más vital. Porque, como bien dice Sara, “prefiero no tener pies y saber a dónde voy, que tenerlos y estar perdida”.
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