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12 abr 18
Imagen de una cadena de ADN
La respuesta la tienen las llamadas ciencias ómicas: nutrigenética y nutrigenómica. La primera es la rama de la salud que estudia la relación entre los genes y una respuesta concreta a la alimentación; la segunda, muy ligada a su gemela, pretende diseñar pautas enfocadas a un código genético para reducir así el riesgo de sufrir enfermedades.
Genética para luchar contra la obesidad
Numerosos estudios están poniendo de relieve que los avances en estas ciencias serán claves en la alimentación y la salud del futuro. Uno de los problemas más graves en salud pública es la obesidad. En España, según la SEN (Sociedad Española de Nefrología), se ha duplicado la tasa de sobrepreso en la última década: un 53% de los españoles está por encima de su peso.
Durante el XI Aniversario del Instituto Tomás Pascual, Alfredo Martínez, catedrático de Nutrición de la Universidad de Navarra y presidente de la Unión Internacional de Ciencias de la Nutrición (IUNS), nos ha explicado cómo la nutrigenética puede ayudar a combatir esta realidad: “En la actualidad se han descrito unos 100 genes que tienen que ver con el control de peso corporal (…) unos están relacionados con el apetito, otros con el metabolismo y las grasas, etc.
Para el experto,“la apuesta debe ser comprender el origen de la obesidad, qué factores interaccionan”. A partir de ahí es cuando “se debe determinar si hay una causa endógena que pueda recibir un tratamiento específico para esta persona”.
Una de las variantes más estudiadas es el gen ahorrador. Hubo un momento hace cientos de miles de años que los alimentos altos en calorías se convertían en tejido adiposo, un factor protector para facilitar la supervivencia en épocas de escasez. Además, el catedrático subraya otros agentes genéticos como las marcas epigénicas, la microbiota intestinal o el metaboloma.
Alimentos de precisión, alimentos del futuro
Además de la lucha contra la obesidad, la nutrigenética también es un actor clave en retos alimentarios del futuro, que se dirigen hacia la nutrición personalizada: una dieta específica para cada persona en función de su genética, sus características y necesidades. Son muchas las disciplinas que están llamando a la puerta de la alimentación del futuro:
Ingredientes bioactivos enfocados a la alimentación funcional como proyecto de lípidos del CIAL-CSIC, donde se desarrollan concentrados de omega-3 de alta biodisponibilidad procedentes de aceites de pescado.
Microencapsulación de ingredientes para añadir vitaminas, minerales y compuestos bioactivos en los alimentos sin que afecte a sus propiedades organolépticas.
Comidas diseñadas para activar el núcleo de recompensa del cerebro en sustitución de alimentos con menor densidad nutricional.
Alimentos de laboratorio como las proteínas a partir de fuentes vegetales, es decir, usar legumbres para crear productos texturizados que sirvan como alternativa a la carne tradicional.
Genética aplicada: Herramientas de edición genética para hacer que frutas o verduras, por ejemplo, aumenten su vida útil; o alimentos nuevos a partir de microalgas.
Impresión 3D: En la actualidad ya se están imprimiendo galletas o pasta enriquecida con estos dispositivos.
En el presente, comer ya no es solo ingerir. Más allá del componente social o cultural de las comidas, otros actores están entrando en juego para el diseño de alimentos: El futuro pasa por las técnicas ómicas, la inteligencia artificial o el big data. En este reto, gobiernos, entidades, investigadores y empresas tenemos un compromiso. ¿Y tú? ¿Estás preparado?
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