20 Dic 2022

Pollo y lácteos de laboratorio, el futuro que viene

En abril de 2021 Singapur se convirtió en el primer país del mundo en realizar entregas a domicilio de carne de pollo procedente de cultivo celular. Un hito que levantó polémica y que reafirmó la decisión de aprobarla de la Agencia de Alimentación de Singapur unos meses antes. Desde entonces, países europeos como Reino Unido o España se sitúan a la vanguardia en este tipo de avances, pero ¿sabemos qué es la agricultura celular?          

La agricultura celular es la formación de cultivos animales o vegetales a partir de células que den como fruto productos para el consumo humano. Puede sonar a película del futuro, pero lo cierto es que es algo real y que se está empezando a poner en marcha.

¿Y cómo empezó esto de la agricultura celular?

Aunque es algo completamente nuevo, ya en 1974 se empezaron a plantear las primeras pruebas, pero no fue hasta 2001 cuando la NASA comenzó a investigar sobre cultivos de carne para alimentar a los astronautas. Un año después consiguieron los primeros resultados y en 2004 se fundó la organización New Harvest para apoyar proyectos que investiguen esta tecnología.

Años después, en 2013, se creó la primera hamburguesa de pollo procedente de cultivo celular, eso sí, con un coste de más de 300 mil dólares. A partir de ahí todos los esfuerzos se centran en lograr que estos productos se puedan cultivar a partir de células, pero bajando los costes de producción de manera que sean viables para las empresas, para los consumidores y, sobre todo, para disminuir el consumo animal especialmente de aquellos que se tienen que sacrificar para solo consumir una parte.

Un vistazo rápido las dos formas de agricultura celular

Existen muchos estudios y opiniones sobre este tema, pero a grandes rasgos, la agricultura celular se centra en dos vertientes.

Una es el método celular, por el que se cultiva la carne directamente de las células. El proceso consiste en tomar muestras de células madre de los animales y alimentarlas en los laboratorios y según van creciendo, se van convirtiendo en tejido muscular apto para consumo.

Otra es el método acelular, en el que el objetivo es producir leche o clara de huevo a través de levaduras fermentadas, en lugar de hacerlo a través de cultivos celulares. En realidad, esto es comparable al cuajo con el que se hace el queso o la masa madre para fabricar pan. Su ventaja es que puede dar productos muy similares al huevo o leche con grandes beneficios para el organismo.

En este sentido, la iniciativa Mylkcubator, impulsada por Pascual Innoventures y Eatable Adventures, busca explorar nuevas tecnologías que ayuden a impulsar los lácteos del futuro y hacerlo a través de startups que investigan avances como la agricultura celular, entre otros.

Es el caso de Miruku, de Países Bajos, que quiere proporcionar productos lácteos sostenibles, nutritivos y rentables aplicando tecnologías de cultivo molecular. Por su parte, Zero Cow Factory, de origen indio, busca complementar a la industria láctea tradicional produciendo la primera leche y productos lácteos utilizando bioingeniería y fermentación microbiana. Otro ejemplo es la startup francesa Nutropy dedicada a la elaboración de ingredientes lácteos a partir de la alimentación de levaduras con azúcares, minerales y vitaminas. Estos ingredientes son idénticos a los producidos por las vacas y permiten desarrollar alternativas a los lácteos, sin renunciar al sabor original.

Qué nos espera en el futuro

El futuro siempre está en el aire, y más hablando de agricultura celular. Se está investigando, e invirtiendo tiempo y dinero y la idea es explorar nuevas tecnologías que dibujen los lácteos del futuro mientras seguimos trabajando por el desarrollo, la profesionalización y la sostenibilidad del sector primario. No olvidemos que hace muy poco tiempo sobrepasamos la barrera de 8 mil millones de habitantes en el mundo y lo que es seguro es que todos necesitaremos alimentos, ¿seremos capaces de abastecernos?