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23 mar 18
Imagen de la fábrica de Bezoya en Ortigosa del Monte (Segovia)
Como cada mañana, Juan Carlos y Cristóbal comienzan su jornada de trabajo. Ambos son veteranos empleados de Bezoya. Llevan 27 y 34 años en la compañía, respectivamente, por lo que tienen bonitas historias y vivencias que compartir. Con ellos, son más de 100 las personas que acuden diariamente a la planta recientemente inaugurada en la localidad segoviana de Ortigosa del Monte.
Cristóbal Minguela, jefe de equipo, reconoce que en 1983, año en el que se incorporó a la empresa, “los tapones de las botellas se instalaban manualmente”. “Subíamos con nuestras propias manos las botellas a la llenadora”, recuerda. Una experiencia que también rememora su compañero Juan Carlos Tapias, responsable de producción de la planta. “Me acuerdo de que en aquella época en la línea de vidrio teníamos que envasar casi de forma artesanal", admite al mismo tiempo que se le dibuja una sonrisa en el rostro. "Hoy las cosas han cambiado mucho".
Juan Carlos destaca que existe una abismal diferencia entre el trabajo que se realizaba antes y el actual. "Antes era todo mucho más manual y ha pasado a ser automático, el esfuerzo es mínimo y la productividad es mayor en las mismas horas”, indica.
Tapias explica estas mejoras al tiempo que muestra con cariño y orgullo las salas de generación de energía, las piezas de PET para el soplado de las botellas de plástico, el espacio de la línea de vidrio para fabricar las botellas o las salas de reuniones con vistas al corazón de la Sierra.
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Aceptar cookiesJuan Carlos Tapias, responsable de producción de la nueva planta de Bezoya
Su función es estar pendiente de que todo ocurra en el tiempo y la forma necesarios. Cuando Juan Carlos lanza la orden, la cinta de embotellado de plástico acciona sus engranajes con milimétrica precisión, como si actuara al dictado de una presencia tranquilizadora y reconfortante. El responsable de producción hace hincapié en las mejora del proceso productivo que traen consigo la nueva fábrica tanto “en rapidez y productividad como en esfuerzo del personal”.
Si hay algo que permanece inalterable al paso del tiempo y que se respira en cada rincón de la nueva planta es el sentimiento de familia y el cariño que transmiten sus empleados.
Más de tres décadas formando parte de la misma familia dan para mucho. “Llegué soltero y ahora ya tengo nietos. Toda una vida…”, subraya con emoción Cristóbal. “Son muchos años para bien en Calidad Pascual”, admite con una humilde sonrisa.
Este sentimiento de pertenencia y de formar parte de una gran familia es algo en lo que coincide con Juan Carlos. “Entré de peón, después pasé a maquinista, jefe de equipo y ahora ya soy responsable”, nos cuenta. “Son varias décadas juntos e incontables horas con los compañeros, aquí somos todos amigos, una segunda familia”.
Cristóbal es un hombre cercano y amable. Su mirada transmite bondad y experiencia. Tras haber pasado por diferentes funciones, ahora es jefe de equipo. “En el momento en el que llegué tampoco había mucho empleo y empezar en Bezoya me aportó estabilidad y seguridad”, afirma.
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Aceptar cookiesCristóbal Minguela, jefe de equipo en la nueva planta de Bezoya
Para ambos, la puesta en marcha de las nuevas instalaciones supone una importante mejora, tanto para la compañía como en su desempeño diario. “Ahora podemos aumentar el volumen de carga y se hace posible que el agua llegue también a los pueblos pequeños”, señala Cristóbal.
Con una inversión de 15 millones de euros y 15.000 metros cuadrados de superficie, la nueva planta incorpora dos nuevas líneas de producción eficientes y respetuosas con el medio ambiente, con posibilidad de instalar otras dos en el futuro.
Fruto de la creciente importancia de los hábitos de vida saludables, en España se han duplicado las ventas de agua mineral natural en los últimos años. El agua embotellada crece a dos dígitos. Con Bezoya, conscientes del pulso del mercado, inauguramos unas instalaciones en Ortigosa del Monte combinando el espíritu tradicional de la marca con la tecnología y la eficiencia que requieren los tiempos presentes.
Con la nueva planta se prevé un aumento del 15% en los empleos directos. Estas perspectivas nos permitirán ampliar la familia de Bezoya para que personas como Cristóbal o Juan Carlos sigan creciendo con nosotros. Pasado, presente y futuro. Tradición y modernidad. Sostenibilidad ambiental, económica y social. Historias personales escritas con el corazón y tecnología industrial a la vanguardia. Elementos todos ellos que nos acompañan en este viaje al corazón de Bezoya en Ortigosa del Monte: una realidad a más de 1000 metros de altitud en una pequeña y acogedora localidad al norte de Segovia unida a nuestra marca desde principios de los años setenta.
¿Quieres conocer más sobre Bezoya? Descúbrelo en El Viaje del Agua.
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