Magdalenas de yogur y cerezas

Una de las ventajas de preparar repostería casera es que puedes adaptarla a la temporada e ir variando la receta. En este caso, hemos preparado unas magdalenas de yogur y cerezas, que le van a dar un toque veraniego y colorido a las magdalenas de yogur. Otra ventaja de la repostería casera es que permite reducir la cantidad de azúcar de la preparación hasta dar con una receta sabrosa y que sea compatible con un desayuno saludable. Y así es como hemos elaborado estas riquísimas magdalenas de yogur y cerezas que no te puedes perder: son esponjosas y con esa chispa especial que le aportan los trocitos de fruta. 

Uso de yogur en la repostería casera 

Te habrás fijado que esta receta de magdalenas caseras incorpora yogur entre sus ingredientes. Es un complemento habitual en la repostería y se usa para lograr una miga más jugosa sin afectar al sabor de la masa. Nutricionalmente hablando, añadir yogur a las recetas de repostería como magdalenas o bizcochos tiene un beneficio muy discreto. Por un lado, el efecto probiótico de los yogures que necesitan refrigeración para su conservación, se pierde. Esto se produce porque, al aplicarle una temperatura elevada, las bacterias beneficiosas que contiene se mueren. Sin embargo, algo que sí conseguirás al añadir yogur a tus recetas de repostería casera será enriquecer la masa con calcio, aunque la cantidad final por ración sea poco relevante.

Elaboración de las magdalenas de yogur y cerezas

Para empezar, prepara las cerezas: lávalas y elimina el hueso. Te irá muy bien tener un utensilio específico para ello. Si no lo tienes, puedes utilizar este truco sencillo para deshuesar la cereza: necesitarás una botella de boca fina y un palo de madera, tipo el que se usa para comer comida oriental. Simplemente debes colocar la cereza encima de la boca de la botella y pinchar con el palo en la zona donde se inserta el rabillo hasta hundir el hueso dentro de la botella. Prepara unos 150 gr. de cerezas para el relleno cortandolas a cuartos y unos 50 gr. los reservas para la cobertura.

Precalienta el horno a 200ºC. Prepara los ingredientes sólidos en un bol: tamiza los dos tipos de harinas junto a la sal y la levadura. Por otro lado, mezcla con unas varillas el huevo y una vez empiece a espumar, añade la miel. Si usas las varillas con un robot de cocina, sube la velocidad al añadir la miel para lograr que quede bien aireada. Ahora, añade el yogur y la vainilla e incorpóralos a la masa. Finalmente, añade el aceite de girasol y mezcla de nuevo.

A continuación, añade en tres tandas las harinas e incorpóralas poco a poco con movimientos envolventes con la ayuda de una lengua pastelera. Así mantendrá mejor el aire y el resultado será más esponjoso. Incorpora los 150 gr. de cerezas mezclando con suavidad. Reserva la masa en la nevera.

Para la cobertura, en un pequeño bol, tritura los 50 gr. de cerezas restantes y pásalo por un colador fino, añade las avellanas bien picadas. Saca la masa de la nevera y viértela en un molde para magdalenas al que habrás añadido una cápsula de papel especial en cada una. Llena unos tres cuartos cada cápsula. Ahora, añade un poco de cobertura en cada una. Hornea unos 17 minutos a 200ºC o hasta que al pinchar con un palillo éste salga limpio.

Deja enfriar sobre una rejilla y ¡ya tienes tus magdalenas listas! Puedes conservarlas unos días tapadas con un trapo o en un tarro hermético, o incluso puedes congelarlas. Se descongelan en 30’ a temperatura ambiente.

¿Sabías que…?

La espelta es una variedad de trigo de origen muy antiguo y por esta razón se le llama “grano milenario”. Sus características nutricionales son similares a las del trigo y se diferencian porque la espelta contiene menos fructosano, un compuesto a base de fructosa, facilitando la digestibilidad del grano.